martes, 1 de diciembre de 2015

EL JARDÍN DE LAS DELICIAS




Esta obra es una de aquellas en las que más enfrentadas están las posiciones, porque mientras unos la consideran juvenil, otros dicen que es una obra de madurez. Baldass y otros la sitúan en la época juvenil del Bosco 1485. Cinotti la sitúa en torno al año 1503. Otras fuentes hablan de hacia 1510 Tolnay y Larsen la sitúan al final de la actividad del Bosco (1514-1515). Los análisis dendrocronológicos lo datan entre 1460 y 1466. En el catálogo de la exposición sobre el artista celebrada en Roterdam en el año 2001 se señala la fecha entre 1480 y 1490. En la guía de visita editada por el Museo del Prado se señalan las fechas 1500-1505.

Estos cuadros parecen una censura implacable, pero su inacabable fantasía, y el encuadre poético los hace, a pesar de todo, divertidos y optimistas. Su ironía y burla del mundo se contraponen al realismo hierático de Jan Van Eyck.
El objetivo parece ser el de moralizar, a base de ácidas críticas, que recuerdan a la tradición medieval que se servía de la deformación y la caricatura para revelar la malicia de sus personajes.
Tiene recursos pictóricos y su composición es parentemente caótica, con multitud de escenas colocadas sin obedecer a una ordenación espacial clara, aunque en todas las escenas parecen existir grandes objetos que actúan como ejes organizadores.

El jardín de las delicias es una de las obras más conocidas del pintor holandés Hieronymus Bosch (el Bosco).
Jheronimus Bosch, llamado Jeroen van Aeken o Van Aken y conocido como El Bosco o Hieronymus Bosch (Bolduque, 1450,  enterrado en Bolduque, 9 de agosto de 1516), fue un pintor neerlandés. Tuvo una vida acomodada, ya que se casó con una mujer adinerada (Aleyt van Mervende). Hombre piadoso, compartía las preocupaciones en materia de religión, pecado y sexo manifestadas en el movimiento coetáneo de la devotio moderna, extendida por los Países Bajos.
Sus cuadros están protagonizados por la Humanidad que incurre en el pecado y es condenada al infierno.
Después de su muerte, el rey Felipe II de España compró muchas de sus obras. Como resultado, el Museo del Prado de Madrid posee varias de sus obras más famosas.
Se trata de un tríptico pintado al óleo sobre tabla de 220 x 389 cm, compuesto de una tabla central de 220 x 195 cm y dos laterales de 220 x 97 cada una (pintadas en sus dos lados) que se pueden cerrar sobre aquella.
El jardín de las delicias es una obra de contenido simbólico obedece a una intención moralizante y satírica que iba a hacer fortuna ya en su época como demuestra la temprana aparición de copistas e imitadores.

Sobre el contenido o significado, se puede ver que el tríptico cerrado alude al tercer día de la creación del mundo, el tríptico abierto representa representa el último día de la creación, el panel izquierdo representa el Paraíso terrenal, y por último, el panel central es el Jardín de las delicias, propiamente dicho.